sábado, 11 de julio de 2009

El Túnel, Cap. XXXVIII; Ernesto Sábato

"- ¿Qué vas a hacer Juan Pablo?

Poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le respondí:

- Tengo que matarte, María. Me has dejado solo

Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. Ella apretó las mandíbulas y cerró los ojos y cuando yo saqué el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el cuchillo en su pecho y en su vientre.

Después salí nuevamente a la terraza y descendí con un gran ímpetu, como si el demonio ya estuviera para siempre en mi espíritu. Los relámpagos me mostraron, por última vez, un paisaje que nos había sido común."