martes, 14 de diciembre de 2010

14122010

Angustia maldita, que aflorece en momentos en que todo paso era cada vez más certero. Que titila en los parpadeos más densos que haz tenido, que oscila irregularmente con cada respiro que emites. No importa que "...al final, ya encontrarás la luz"; importa que esa luz te acompañe brincando sonriente en los palpitares más pesados, angustiosos y, por cierto, nostálgicos. Abraza aquello que te haga sonreir. Las ramas que crecen nerviosa y escandalozamente en busca de más rallos de luz, pronto con el otoño se debilitarán, y dejarán de existir momento que comienze el invierno. Búsqueda infortunada, que en sí no tiene sentido, de significantes existenciales que aprueben tu apatía con toda nostalgia angustiante, y que proyecten tu permanencia a lugares más iluminados, lejos de la amargura sombría.